Hay historias sin comienzo, cuyo final te sorprende incluso
antes de comenzar a pensar donde coño estas parado y porque todo a tu alrededor
parece girar a un ritmo diferente.
Dicen que la felicidad esta en los detalles. Unas cervezas, dos palabras. Un beso robado
en el portal de su casa. Oír la lluvia tras la ventana, sintiéndote a salvo
bajo la manta.
Una página en blanco y un boli con apenas tinta para unas
pocas líneas. Insuficiente para algunos, a mí me sobran todas.
En la cuarta calada de la sexta pinta me di cuenta por fin
de donde estaba, quien era, y lo que me faltaba. Pero me sobrevino de
madrugada, el alcohol me abrazo en sueños y las ideas huyeron de mí, asustadas.
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