miércoles, 9 de diciembre de 2009

Mascaras

-¿Que es para ti el amor?

Ella lo observaba, divertida. Esta clase de preguntas solían hacerlo sonrojar y balbucear, como un niño pequeño.

-Y yo que sé, joder- Se quejó, soltando una bocanada de humo que escondió el disgusto de su rostro.-Supongo que lo mismo que para todo el mundo, ¿no? Casa, esposa, hijos, un perro...

Se detuvo en seco, molesto por la risa ahogada de su amiga.

-Va, no te enfades- le reprimió- y deja de contarme chorradas. Conmigo te puedes quitar la máscara, ¿sabes?.

El chico se giro y la miro, dubitativo. -No se...supongo...supongo que amas a alguien cuando cada mañana te despiertas deseando ver la misma cara, besar los mismos labios y sentir los mismos pies fríos que te tocan, robándote el calor. Cuando ves su sonrisa soñadora sobre la almohada y temes hacer cualquier movimiento que pueda hacer que todo se desvanezca, producto de la imaginación.-Soltó una última calada y se lo paso a ella.

Notaba que se había quitado un peso enorme al soltarlo todo, pero el vacio que quedo en su pecho lo hizo sentir ridículamente vulnerable, al punto de temblar de puro nerviosismo. Se recostó sobre la hierba, aun húmeda por los aspersores, procurando guardar las apariencias, como siempre.

-¿No tenias una clase ahora? -preguntó el, con fingida indiferencia.

Quizás, solo quizás, podría haber descubierto el destello en los ojos de ella cuando lo miraba, absorta en sus palabras, que parecían haber sido arrancadas con calculada crueldad de sus pensamientos.

-No, nos dieron hora libre- Mintió ella, mordiéndose el labio inferior y deseando robarle al mundo tan solo un segundo mas para estar a su lado.

Un solo roce, una tímida palabra, abandonar la certeza de la soledad para hacer frente a un océano de sentimientos encontrados. Tan solo hubiera bastado con confesarle al otro...

Pero claro, la vida no es un cuento, y no todos pueden ser finales felices.